Productos fermentados

A día de hoy existen algunos productos que se obtienen a raíz del fenómeno de la fermentación, el cual consiste en un proceso catabólico-anaeróbico por el que los productos cambian sus características y propiedades, dando un producto orgánico final. Dependiendo de este producto resultante, se distinguirán varios tipos de fermentación. Estas pueden ser: láctica, alcohólica, butírica, propiónica y acética.

Las encargadas de esta fermentación son las bacterias, levaduras u hongos, los cuales utilizan sustratos existentes en los alimentos para dar lugar a productos con cierto interés nutricional y grandes propiedades para la salud del consumidor, provocadas en su mayoría por su contenido en probióticos.

Este tipo de alimentos generados por procesos fermentativos forman parte de las tendencias actuales en la industria alimentaria y algunos de los más populares en la actualidad son:

Kimchi y Chucrut

El kimchi es un fermentado sencillo procedente de Corea. Se realiza a partir de col china deshidratada aliñada con sal, pepino, nabo, ajo, jengibre, salsa de pescado y copos de chile. Se suele utilizar como acompañamiento de platos principales, y se caracteriza por su sabor picante y umami.

El chucrut es “el kimchi de Europa”, también se trata de un fermentado a base de col procedente de Alemania. Se elabora mediante una fermentación láctica de los azúcares de la col, obteniendo un sabor ácido, actuando a su vez como conservante natural. Se suele consumir junto con carnes y ensaladas.

Miso

El miso es el producto resultante de la fermentación de granos de soja, arroz o cebada y sal. Esta fermentación es realizada con el hongo Aspergillus oryzae, popularmente conocido como koji. Este condimento proviene de la cocina tradicional japonesa y es famoso por el gran sabor que aporta a los platos y preparaciones.

Kéfir

Se trata de la leche fermentada más antigua que existe. Su origen se sitúa en las montañas del Cáucaso. Tiene propiedades muy especiales, según lo evidencia la longevidad de los pueblos que lo consumen habitualmente, desde hace miles de años.

La acción fermentadora de las bacterias y levaduras del Kéfir incrementan el valor biológico de las proteínas de la leche, es una gran fuente de vitaminas y minerales y restablece y equilibra la flora intestinal.

Kombucha

También llamada hongo de té, consiste en una variedad de té fermentado consumido desde tiempos inmemorables en China. La fermentación se da lugar gracias a una masa microbiana de gran espesor formada por bacterias, como Medusomyces gisevi, y levaduras como, Saccharomyces cerevisiae. Cuenta con un sabor ligeramente amargo, terroso y ácido, dependiendo del tiempo de fermentación.

Tempeh y Natto

El tempeh, procedente de la gastronomía de Indonesia, se obtiene de la fermentación de soja mediante un hongo, obteniendo un producto final que recuerda al tofu en cuanto a textura y consistencia. Contiene un gran contenido de proteínas y vitaminas del grupo B.

El natto consiste en la fermentación de semillas de soja cocidas, mediante la acción de la bacteria Bacillus natto. Este producto no es apto para todos los gustos ya que cuenta con un olor algo desagradable, aunque tiene propiedades muy beneficiosas. 

Nuestra microbiota intestinal es una gran defensa contra patógenos externos que puedan afectar a nuestra salud, por lo que, la salud de nuestra flora es directamente proporcional a la salud de nuestro organismo. Es importante, por tanto, mantenerla equilibrada gracias a prebióticos y probióticos. Consumiendo este tipo de productos obtenemos una gran cantidad de los últimos mencionados. Algunas de las propiedades que nos aportan son estimulación de la inmunidad, inhibición de otras bacterias potencialmente patógenas, contribución a una mejor digestibilidad y absorción de los alimentos, reducción de flatulencia e inflamación intestinal, etc.

¡Consumir productos fermentados está de moda!

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