Azúcares añadidos, sal, grasas saturadas y otras delicias

Plan para la mejora de la composición de los alimentos y las bebidas 2017-2020

Desde hace algún tiempo, cada vez que voy a hacer la compra del mes reservo un par de horas y me preparo para estudiar, repasar e interpretar los lineales de mis cadenas de supermercados favoritas. La verdad es que estoy encantado con la aventura de descubrir y probar los nuevos productos que intentan abrirse un hueco en el gran consumo y que se presentan con sus mejores galas y reclamos para diferenciarse en el lineal y captar nuestra atención.

La experiencia de presenciar el fragor de una batalla en la que solo puede quedar uno es de lo más interesante; reclamos como natural, ecológico, vegano, integral, libre de grasa de palma, sin azúcar, sin sal, sin gluten, sin lactosa, sin refinar, sin alérgenos, sin cafeína, sin, sin, sin saber si lo importante es lo que tiene o lo que no tiene el producto, hacen que la compra del super sea toda una experiencia existencial para un consumidor que quiere salud, sostenibilidad, respeto con el medioambiente, comodidad, hedonismo, buen precio, un bonito packaging y que esté personalizado.

A esta revolución dirigida por los consumidores que están demandando la introducción de interesantes innovaciones en el mercado, fundamentalmente relacionadas con la preocupación por el consumo de alimentos saludables (y respetuosos con principios éticos), se suma una iniciativa muy interesante de AECOSAN (Ministerio de Sanidad) que junto a varios sectores de la alimentación están promoviendo un Plan para la mejora de la composición de los alimentos y las bebidas 2017-2020.

A falta de que se avance en la regulación de ciertos umbrales de incorporación de algunos ingredientes y de que se haga un necesario trabajo de documentación y divulgación de información con evidencia científica que evite confusiones inducidas al consumidor, se ha dado este paso a instancias de la Comisión Europea por el cual se crea un compromiso de reformulación de los sectores de la fabricación y de la distribución para varios tipos de alimentos y bebidas de consumo habitual en las niños, jóvenes y familias y se centra en la reducción de azúcares añadidos, sal y grasas saturadas.

Una vez realizados numerosos acuerdos con asociaciones sectoriales, el 5 de febrero de 2018 se presentaron los compromisos concretos por categoría y grupo de alimentos y se anunció la firma de los convenios con la industria antes del verano de 2018. Por lo que aún hay que esperar para ver las fotos y conocer los nombres de las empresas se van a comprometer con el plan de mejora.

Entre los objetivos del plan destacamos los siguientes:

Reducir en torno al 10% de la mediana de azúcares añadidos para el 2020

Reducción de sal, grasas saturadas y grasas trans de origen industrial

Asegurar que las reducciones y sustituciones no eleven el contenido calórico

Apoyar y fomentar la investigación y desarrollo de productos que conformen una dieta con menos azúcares añadidos, sal, grasas saturadas y trans y calorías

¿En qué consiste la reformulación de un producto alimentario?

En mejorar el contenido de los nutrientes seleccionados (grasas saturadas, grasas trans, sal o azúcares), modificando alguno de sus componentes sin que esto conlleve un aumento del contenido energético ni el de otros nutrientes, manteniendo la seguridad alimentaria, sabor y textura para que el producto siga siendo aceptado por los consumidores.

La formulación y reformulación de productos alimentarios tiene retos tecnológicos, legislativos, económicos, de mercado, organizativos, organolépticos, microbiológicos, etc. El desarrollo de un nuevo producto o la modificación de uno existente es un proceso complejo que involucra a muchos departamentos dentro de una empresa y afecta entre otras a las especificaciones del producto, al etiquetado y al control de calidad.

En este sentido, hay que encontrar sustitutivos para equilibrar el sabor agrio, salado y picante, el azúcar proporciona volumen, reducir o sustituir un ingrediente suele conllevar modificaciones en el resto de ingredientes para reequilibrar y garantizar cualidades, mantener forma y textura del producto, no se puede aumentar el contenido energético, por supuesto hay que conseguir la aprobación de los consumidores, ajustarse a la legislación, normas de calidad, declaraciones nutricionales , uso de edulcorantes.

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